Responsable del Servicio de Asesoramiento desde su implantación en 2008, anteriormente ya había colaborado en otras tareas con la UAGR. Recientemente ha sido nombrado director técnico de nuestro sindicato.
¿Cómo conociste a la Unión?
En 1996, en unas jornadas en Córdoba de Economía Alternativa, Justa, y Solidaria. Allí conocí a Jesús Ochoa y Merche Salas, que me hablaron de la Unión. Todavía no había terminado Ingeniería Técnica Agrícola, y mi desconocimiento sobre las organizaciones del sector era absoluto y me gustó el compromiso que tenía esta organización con temas que iban más allá de lo que uno se puede figurar que es el sector agrario. En qué ibas a acabar trabajando dependía de la suerte que tuvieras y de la gente que te fueras encontrando en el camino y, desde luego, de tus intereses.
¿Cuáles fueron tus primeros trabajos para la Unión?
En 1998 la Unión tenía aprobados muchos cursos que había que desarrollar en un corto espacio de tiempo. Chema era quien llevaba la formación en la Unión y necesitaban a alguien más porque era imposible gestionarlos todos a la vez. Había que desplazarse a los pueblos, llevar carpetas, las hojas de firmas, contacto con los profesores y con los alumnos… Ese fue mi primer contacto con los agricultores de la Unión, entre febrero y abril de 1998.
Aún estaba con el proyecto fin de carrera cuando creamos una oficina dedicada a proyectos agrosociales. Empezamos Emilio Barco, Constantino Gil, Paco Goyenechea y yo, y más adelante también trabajamos con Alfonso Troya, Estíbaliz Sáenz de Urturi y algún otro profesional. Éramos un equipo multidisciplinar que nos ocupábamos de proyectos que presentábamos a la Administración, a COAG o sus Uniones, a TRAGSA…, y si nos los aprobaban, los llevábamos adelante. El primero que hicimos, en el 98, fue el Estudio sobre la Prevención de Accidentes Laborales en el Sector Agrario, pionero en España. En la primavera de 1999 trabajé para el departamento de estadística de la Consejería actualizando el inventario de frutales por el valle del Iregua. Más adelante continuamos con diversos estudios: sobre el sector agrario y la conservación de su diversidad biológica para Tragasatec, sobre una propuesta de Ley Básica de Agricultura y Desarrollo Rural para COAG, con un Estudio de Necesidades Formativas para la Prevención de Riesgos Laborales en el sector agrario de Castilla y León para la UCCL. Castilla y León es una Comunidad que con sus nueve provincias y su variedad de orientaciones productivas tiene englobados todos los riesgos que uno pueda imaginar en el sector. Allí me llamó la atención la poca percepción ante el riesgo que tenían muchísimos agricultores. Aunque la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, del 95, era bastante reciente, denotaba ya que había mucho trabajo por hacer, principalmente de cara a las personas más expuestas, que son los agricultores y los ganaderos profesionales. Creo que esto me marcó para sacarme primero el título de Técnico en Prevención y luego el Máster. También participé de otro estudio sobre Necesidades Formativas en Producción Integrada para COAG, y otro sobre la situación del regadío en Rioja Alta y las demandas de los agricultores, encargado por la GARU. En este proyecto hicimos dos rondas de visitas por un montón de pueblos de Rioja Alta estudiando qué proyectos de regadío se habían planteado en su día para finalmente quedar relegados a un cajón de la Administración, informándonos sobre cuáles podían tener visos de éxito, para en una segunda vuelta exponer los resultados en los mismos pueblos y constatar el interés en luchar por llevarlos adelante.
Posteriormente estuve un año fuera de España, y a mi vuelta, en 2003, desempeñé varios trabajos como técnico agrícola. En febrero de 2004 volví a la Unión, continuando el trabajo de legalización de pozos y aprovechamientos de agua que ya había iniciado Estíbaliz Sáenz de Urturi en Santo Domingo de la Calzada. En noviembre concluí el trabajo, pero poco después ocurrió un hecho inusual, y es que empezaron a llegar de forma masiva cartas de la Confederación exigiendo a los agricultores y ganaderos que habían iniciado los trámites de legalización de aprovechamientos de agua que aportaran documentación extraordinaria. Así que me volvieron a contratar en diciembre, pero solo a tiempo parcial, trabajando las tardes de los viernes y los sábados por la mañana en la oficina de Santo Domingo. En el primer semestre de 2005 me dediqué también a tramitar las ayudas de la PAC en Cajarioja, y justo después, debido a que ya me conocían por mi trabajo legalizando pozos, comencé a trabajar en la Cooperativa de remolacha El Cierzo, también en Santo Domingo.
En la cooperativa El Cierzo estuve hasta finales de 2007 desarrollando un Plan Piloto sobre Producción Integrada en remolacha, previo a la implantación de estas ayudas. Análisis de tierras, de sistemas de riego, evaluación de abonadoras, control en campo de plagas y enfermedades…, eran parte de mi rutina habitual. Se trataba de un trabajo muy bonito porque combinaba el trabajo de oficina con el de campo y con el asesoramiento a agricultores. Fueron unos años de mucho aprendizaje y de mucho contacto directo con la gente.
Y útil, porque la Producción Integrada tiró para adelante y el cultivo ha sobrevivido.
Sí, de hecho, cuando empecé me llamaban “el enterrador del sector”, porque me decían que había entrado para verlo morir. Pero se ha seguido, las producciones de remolacha fueron aumentando paulatinamente, y además con un ahorro en costes de fertilización y fitosanitarios, en buena medida por el apoyo técnico que les ofrecíamos. Al principio hacía falta un poco de fe, pero luego la gente vio que producía más echando menos, gracias al apoyo técnico donde analizábamos el agua, el suelo y los elementos productivos. La remolacha se regaba por aspersión, y había que hacer entender que cuando la capacidad de absorción del suelo está ya saturada, seguir regando no tiene sentido por el gasto en agua, combustible y la propagación de enfermedades. La gente tenía mucha experiencia, pero en hacer siempre lo mismo, y cuando les vienes con cambios, al principio cuesta, pero a la vista de los buenos resultados es cuando el agricultor confía en ti.
¿Cómo comenzó el Servicio de Asesoramiento a Explotaciones?
En el verano de 2007 había hecho un curso de la Consejería sobre Asesoramiento a Explotaciones, porque este servicio se iba a poner en marcha en breve derivado de la reforma de la PAC. En esta formación coincidí con Raquel Ortega, una veterinaria con muchísima experiencia y vinculada con la Unión. Cuando se vio la necesidad de desarrollar el nuevo Servicio de Asesoramiento a Explotaciones, me ampliaron el contrato a tiempo completo para sacarlo adelante, con la colaboración de Raquel, y más adelante también con Víctor Salgado.
En la primera campaña de 2008 nos costó mucho que no nos dejaran fuera, ya que en principio querían incluir solo a Asaja. Yo ya tenía experiencia en hacer cuadernos de campo, al haber realizado los de la Producción Integrada de remolacha, que eran los más complejos que había entonces. El Servicio no se parece nada hoy por hoy a lo que empezamos en 2008. Al principio la gente pensaba que solo consistía en elaborar el Cuaderno de Campo. Fue labor nuestra explicar que era mucho más, como conocer toda la normativa que tenían que cumplir para evitarse sanciones. Durante muchos años mantuvimos entrevistas individuales en las que analizábamos lo que hacían y lo que no, imprimíamos las recomendaciones, se las comentábamos, y actualizábamos su cuaderno de explotación. Posteriormente evolucionamos, pasando a preparar pequeñas reuniones, lo que permitía juntar a personas que tenían las mismas orientaciones productivas, en la misma zona, con los mismos problemas, generar debate y poner sobre la mesa problemas que algunos ya tenían y que otros iban a tener, aunque aún no lo sabían. Esto era más dinámico, independientemente de que luego hiciéramos el cuaderno de explotación, o cualquier otro registro que por su actividad agraria les fuera obligatorio. Por ejemplo, quienes utilizan lodos de depuradora, tienen que apuntar las partidas, los análisis que se les han hecho, las fincas sobre las que se aplican… O los registros de fertilización, en aquellos casos en los que se les exige. O, en la parte veterinaria, los registros ganaderos, de gestión de estiércoles…
¿Cómo evolucionó el servicio?
Siempre hemos estado en contacto con la gente para ver las necesidades que tenían. Por ejemplo, en viveros, la necesidad de actualizar sus registros, en sacar un modelo de registro de fitosanitarios adaptado a hortícolas; en el tema de solicitudes medioambientales, cambios de uso de suelo; aprovechamientos de agua… En cuanto a las inspecciones, en un principio avisaban al agricultor antes de ir. Se presentaban a la inspección los funcionarios de la Consejería, y nosotros con el agricultor. Ahora la Administración hace las inspecciones por su cuenta, por teledetección o visitando las fincas sin avisarles, llegándoles la carta con los supuestos incumplimientos que dan lugar a la burocracia sancionadora que tenemos ahora. Antes era menos frecuente que se anotaran incumplimientos irreales, ya que asistíamos a las inspecciones y podíamos atajarlos. Ahora perdemos más tiempo que nunca haciendo alegaciones ante propuestas de sanciones que en muchos casos no tienen razón de ser. En definitiva, en todo lo que sea simplificar la burocracia a la que tiene que enfrentarse el agricultor o el ganadero, ahí estamos nosotros. En todo lo que sea evitar problemas administrativos, dando a conocer la normativa que tienen que cumplir, y cuál es la mejor forma de cumplirla, ahí seguiremos.
El asesoramiento ganadero lo inició Raquel, luego estuvo Ana Martínez Pinilla y ahora está Vanesa Díaz.
Sí, tras Raquel estuvo Ana poco tiempo. Ambas son excelentes profesionales veterinarias. Por otro lado, la contratación a tiempo completo de Vanesa como veterinaria de la Unión, ha reforzado muchísimo el asesoramiento y el buen servicio a nuestros ganaderos, porque gracias a ella se mantiene una atención permanente y constante. Moviliza al sector, les manda información, convoca reuniones, asiste a sus necesidades…, y nos echa siempre una mano en lo que haga falta.
Recientemente hemos tenido que ampliar el personal, ahora contamos también con Elena Cruz, lo que nos ha dado mucho aire y nos permite dedicarnos con mayor eficacia a nuestro trabajo y a todo lo que va surgiendo.
¿Aprecia el agricultor o el ganadero el Servicio de Asesoramiento?
El que lleva tiempo sabe lo que es. El que lleva poco o todavía no se ha incorporado piensa que solo vale para saber lo que se obliga a cumplir. Pero para nosotros el Cuaderno de Explotación es solo una pata del Servicio de Asesoramiento. Hay más cosas, como el conocimiento de la normativa, de las ayudas de las que se pueden beneficiar, la gestión posterior de esas ayudas, la tramitación de permisos medioambientales para cambios de uso del suelo, la asistencia ante inspecciones… A la mayoría de la gente todavía no le han inspeccionado, pero cuando les vienen mal dadas es cuando se dan cuenta de lo que tienen con este servicio. El Cuaderno de Explotación electrónico va a ser una obligación más pronto que tarde, y tenemos que estar preparados para que todo el mundo sepa cómo lo tiene que llevar. Ahí estaremos nosotros simplificando la burocracia y evitando problemas con la Administración a través de un mayor conocimiento de la normativa y la mejor forma de cumplirla.
Y recientemente te han nombrado director técnico de la UAGR.
Sí, he asumido determinadas funciones que hasta ahora desarrollaba la secretaria técnica, porque se veía que cada vez eran más, más complejas, y llevaban más tiempo. Yo me ocupo ahora de la organización de los servicios técnicos, de los trabajadores y de la gestión de las oficinas. Para mí es todo un reto de organización. Me gustaría trasladar la forma de trabajar que hemos seguido en el Servicio de Asesoramiento de Explotaciones al resto de departamentos de la UAGR: un equipo compacto, que trabaja codo con codo, donde somos partícipes en la toma de decisiones y colaboramos con otros departamentos. Desde el principio hemos estado sujetos a cambios constantes que tienen que ver con las necesidades de los agricultores y de los ganaderos. No se puede mejorar haciendo siempre lo mismo, sino que se necesita un contacto permanente con el sector para ver qué hay que modificar o adaptar para dar respuesta a las necesidades del sector.
¿Qué has hecho hasta la fecha?
Como fase previa, una entrevista con cada trabajador para conocer de primera mano cómo ven su trabajo, qué necesidades detectan y qué se podría hacer para mejorar. Pero no me olvido de la opinión de los afiliados y usuarios. Por eso haré una pequeña encuesta sobre los servicios que ofrecemos, porque la opinión del destinatario del servicio es fundamental. Puedes creer que haces las cosas muy bien, pero te lo tienen que confirmar. En Asesoramiento, desde hace muchos años, llevamos haciendo una evaluación del Servicio donde nos dicen las cosas malas y buenas que hacemos. No esperamos a que nos las digan, se las preguntamos. Y las opiniones negativas nos sirven más que las positivas, porque nos dicen en qué tenemos que mejorar. Cuando alguien manifiesta su opinión, hay muchos otros que piensan lo mismo, pero no lo dicen. Y eso es lo que quiero hacer con el resto de servicios: una encuesta, para empezar.
Por otro lado, quiero mejorar los apoyos entre los departamentos. No encasillarnos, no compartimentar demasiado los servicios, de forma que, con una pequeña capacitación cuando sea necesario, quien tenga menos trabajo en un momento dado, apoye a compañeros que están agobiados con puntas de trabajo. Hay que tener en cuenta que funcionamos por campañas, así que tenemos que apoyarnos entre nosotros, conocer mejor lo que hacen otros compañeros y colaborar también con otras oficinas, para quitarnos presión de trabajo en periodos concretos. Eso exige por mi parte un conocimiento exhaustivo y constante del tipo de trabajo y el nivel de carga que soporta cada persona.
¿Qué importancia tienen los servicios en la UAGR?
Un amigo me preguntó si en los sindicatos vivimos de las subvenciones. Solo de las subvenciones no podríamos mantenernos, ya que son solo una parte de los ingresos que tiene esta organización. Contamos con ingresos por los servicios que necesitan los agricultores y los ganaderos, que se han ido ampliando porque la burocratización que tiene nuestro sector es cada vez más amplia, así que nos adaptamos ofreciendo los servicios que necesitan: fiscal, laboral, la PAC, seguros, asesoramiento, tramitación de ayudas… Un montón de tareas en las que el agricultor y el ganadero requiere de apoyo para desempeñar mejor su trabajo y que no le coma el papeleo. En la Unión trabajamos más de 20 personas, y eso tiene un coste. Y la UAGR perdurará si es sostenible económicamente, de ello depende toda la actividad sindical y los servicios que tenemos. Mi intención es contener el gasto, pero proponiendo las inversiones necesarias cuando sea preciso, pero siempre con el ojo puesto en los presupuestos y en poder justificar siempre cualquier gasto ante nuestros afiliados, que son nuestra razón de ser.
Por tanto, mi misión es organizar los servicios para que demos buena respuesta a las necesidades del profesional agrario, que se puedan gestionar de forma práctica, y que supongan una viabilidad económica para la Unión, teniendo en cuenta que no somos una empresa al uso que busque un beneficio económico cada vez mayor. Lo que pretendemos es perdurar en el tiempo defendiendo los intereses de nuestros máximos jefes, nuestros agricultores y ganaderos, y que tengan un precio justo por los servicios que realizamos.
¿En qué va a notar el afiliado o el usuario que haya director técnico?
En un cambio en la organización de determinados servicios, en la presencia de caras nuevas en servicios que hasta ahora realizaba una misma persona, y en una mayor comunicación de las actividades que realizamos. Hemos detectado un desconocimiento de lo que hacemos en la Unión, de lo que hacen los técnicos, porque no nos ven trabajar. Se puede pensar que en las oficinas desarrollamos un trabajo muy cómodo, pero se desconoce el nivel de estrés o de presión al que podemos estar sometidos. Quiero hacer nuestros los problemas del agricultor y del ganadero para darles la mejor solución posible. Mejorar la atención que tenemos hacia usuarios y afiliados, y que estos sean conocedores de sus ventajas respecto al no afiliado, implementando a su vez las que sean necesarias. Tiene que manifestarse siempre la mejor de las atenciones para cada uno de nuestros afiliados y usuarios. Ya sabemos cómo está el sector, la falta de presencia de jóvenes y de relevo generacional. Ahí es donde más tenemos que trabajar, porque no podemos perdurar con cada vez menos incorporaciones.
¿Cómo ves a la Unión actualmente?
Veo que tengo mucho trabajo por delante, que será imposible hacerlo sin la colaboración de los trabajadores de esta casa, o sin el apoyo de la Comisión Permanente. Trabajo en cuanto a la percepción de nuestras actividades, la imagen que tenemos de cara al exterior y a los servicios que podemos desarrollar. Tenemos que cambiar la forma en la que nos comunicamos. Durante la pandemia desarrollamos un servicio de comunicación que nos permitió mantener la información necesaria para el asesoramiento y el resto de servicios, pero ahora la gente está bombardeada de información. Necesitamos que lleguen los mensajes pertinentes, que tengan que ver con sus necesidades, con las características de su explotación. Y además hacerlo de una forma atractiva que les empuje a conocer esa información. Separar la paja del grano a veces es difícil, y nosotros tenemos que centrarnos en que la información ofrecida no solo ha de ser interesante y adaptada a su realidad, sino que también ha de ser planteada de forma sencilla y atractiva.
¿Algo más?
Sí, que para mí es importante el haber sido, y seguir considerándome, compañero antes que jefe. Me gustaría seguir llevándome bien con todo el mundo, aunque ahora tenga nuevas responsabilidades, pero sé que no va a ser un camino de rosas. Hemos visto que era necesario trasladar la responsabilidad del Servicio de Asesoramiento a Víctor Salgado, quien la ha asumido, lo que no implica que yo vaya a abandonar este servicio, al contrario, ya que es importante y necesario que quienes tenemos puestos de responsabilidad también seamos parte activa de los servicios de la Unión.