Los especuladores y a la desregulación de los mercados son los culpables de la crisis alimentaria

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Mientras atravesamos una inflación galopante en España y en otros países se espera desabastecimiento de alimentos básicos, el sector primario sufre por el aumento de costes, ya que el aumento del precio de los alimentos no repercute en las rentas agrícolas y ganaderas.

La gran diferencia que existe entre los diferentes precios de los cereales en las distintas lonjas de referencia es culpa de las prácticas especuladoras de los comercializadores de granos. Si en La Rioja la Hoja de Precios de la Consejería no ofrece todavía cotizaciones, la cebada oscila entre los 335 euros/tonelada de la Lonja de Albacete y los 360 de la Lonja del Ebro, y el trigo panificable entre los 352 euros/tonelada (también en Albacete) y los 410 de las Lonjas catalanas. Unas variaciones significativas, que sumen en la incertidumbre a los cerealistas riojanos. “No es normal esta situación -opina el presidente de la UAGR, Óscar Salazarsi tenemos en cuenta que el inicio de la cosecha confirma la gran merma de la producción que han provocado las olas de calor de la primavera”.

De estas importantes oscilaciones en los mercados no se benefician los agricultores ni los ganaderos, sino que son los comercializadores de granos quienes hacen su agosto al inicio de la cosecha, marcando unos precios que, si bien son más altos que los de anteriores campañas, difícilmente sirven para compensar el incremento de los insumos que utiliza el sector agrario (abonos, semillas, fitosanitarios, electricidad, gasóleo…).

En el sector ganadero, por su parte, los piensos con los que se alimenta al ganado no cesan de subir (un 68% en el último año, en el caso de las granjas de pollos camperos), mientras que los precios que cobran por su trabajo aumentan en mucho menor proporción: 29% la ternera, 4% el porcino, 19% el conejo, 17% el pollo, el 28% los huevos o el 8% el cordero de cebo (el de leche está ahora incluso más barato que el año pasado por estas fechas).

Esto provoca hace que los ciudadanos paguen más por los alimentos, sin que el sector agrario se beneficie de la subida: El Índice de Precios en Origen y Destino, elaborado por la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), marcaba para mayo que un alimento se multiplicaba de media por 4,24 entre el campo y la mesa.

Todo esto es posible gracias a unas políticas agrarias que desregulan y liberalizan los mercados agrarios, sometiéndolos a las leyes de la selva de los mercados de futuros en los que se permite cotizar a los alimentos. Esto se observa ahora con más detalle, evidenciado por la pandemia y la guerra en Ucrania: la desregulación de los mercados de productos agrícolas está provocando una grave crisis alimentaria de alcance incierto en estos momentos.

Denunciamos que este es el resultado de comerciar con los alimentos como si se tratara de cualquier otro producto, lo que complica la supervivencia de agricultores y ganaderos, así como la economía de los consumidores, mientras que quienes consiguen grandes beneficios son los especuladores y las grandes multinacionales del agronegocio.