Advertimos de que a los macro parques de placas solares y aerogeneradores se suman obras de infraestructuras y la amenaza de un nuevo trazado ferroviario por Rioja Alta.
Recientemente se presentaba el “Manifiesto en defensa del medio rural y agrario de La Rioja”, con la UAGR entre sus impulsores, en el que el que se resalta la capacidad de nuestra tierra para ser “un ejemplo de una transición energética verdaderamente sostenible y justa”. El manifiesto, publicado en la plataforma change.org, a fecha de escribir este artículo había sido suscrito por 438 personas.
Tres de los firmantes esgrimían las siguientes razones: “Porque la autosuficiencia agrícola es más importante que la energética. Lo que comemos sólo sale de la tierra. La energía la podemos producir sin destrozar la agricultura ni el paisaje”; “Considero que las personas que viven de la tierra son los más interesados en gestionar bien sus recursos y, por tanto, tienen derecho a que se les escuche pudiendo dar su opinión sobre un tema tan importante como el de los recursos energéticos”; “Apoyo este tipo de energía, pero debe cuidarse también el territorio y estudiar escrupulosamente, qué tipo de eólicos se ponen y en qué zona se colocan”.
Desde la UAGR apoyamos estos argumentos y criticamos que el Gobierno de La Rioja todavía no haya modificado la Directriz de Suelo No Urbanizable para para proteger el paisaje riojano de la implantación indiscriminada de parques solares o eólicos, tal y como se comprometió en junio pasado. Tampoco se ha aprobado la prometida Ley de Agricultura, en la que se protegerán los suelos de alto valor agrario. Mucho nos tememos que para cuando entren en vigor ambas disposiciones muchos terrenos agrícolas que protegerían dichas normativas tendrán ya permiso para ser ocupados por molinos, placas o torres de alta tensión.
Por el contrario, apostamos por una planificación consensuada de los lugares en los que se han de instalar los parques de renovables, acercándolos a los lugares de consumo. Así, hay espacio de sobra en los polígonos industriales, muchos de ellos escandalosamente vacíos, para llenarlos de placas y molinos que generen la energía que se consumiría en sus alrededores.
También recordamos que bastaría con repotenciar los parques eólicos actuales, ya obsoletos, para duplicar su capacidad de generación eléctrica. De esta forma, sin necesidad de generar nuevas líneas de evacuación ni sacrificar más terrenos agrarios, La Rioja llegaría a generar con fuentes renovables un 130% de su consumo eléctrico anual. Y a esto habría que sumar la actualización con la tecnología hoy disponible de las placas solares en funcionamiento…
Otro asunto que nos preocupa es la posibilidad de que un nuevo trazado férreo atraviese los fértiles campos de Rioja Alta. Recientemente se anunciaba la contratación del estudio de viabilidad que analizará las diferentes alternativas para dicho trazado. La organización confía en que la modernización del actual sea una de las alternativas estudiadas, cosa que hasta la fecha no está asegurado. Para la Unión, la mejora del actual trazado es la alternativa más sostenible, social y económicamente, todo lo contrario que la expropiación, alteración y división de cientos de hectáreas de terreno agrario en muchos pueblos de La Rioja Alta.
Pero las de los mega parques de energías renovables y el posible nuevo trazado férreo no son las únicas amenazas sobre el terreno agrario riojano: En las últimas semanas son evidentes los destrozos que los enlaces a la AP-68 están ocasionando en terrenos de Fuenmayor y Navarrete, mientras que no parece que la autopista vaya a liberarse antes de 2026. Y en el horizonte, nuevas agresiones a terrenos hoy en producción, como las variantes de Fuenmayor, Cenicero o Briones, y el desdoblamiento de la N-232 (inicialmente en Rioja Baja, pero seguramente después desde Logroño hasta Foncea).